La solución
5.000 hombres más las mujeres y niños, ya 3 días hambrientos... ¿Comida? se necesitan 200 denarios: el sueldo de un año de un obrero y ¡en el desierto! "¡Diles que se vayan!". Pero Andrés, con buen ojo... 5 panes y 2 peces pero, ¡para qué va a servir esta miseria!. Es nuestro mismo problema: la desproporción.
¡Y qué panes! De cebada, duros como piedra. Los judíos comían de trigo. ¡Y qué peces! De lago, blandos, chicos, llevados en un saco por un chiquillo, ya 3 días, con ese calor y en esa apretura... ¡eso si que era poca y ruin cosa!
¿Desprecia el Señor esa oblación? No, con su bendición alimenta a todos y sobra. Ni siquiera las sobras desprecia: 12 canastos. De los peces sobraban cabezas y espinas y hasta eso lo estima.
El muchacho accedió a dar a Cristo su pobre don, ignorando que iba a alimentar toda esa muchedumbre. Él creyó perder su bien, pero lo halló sobrado y cooperó al bien de los demás.
Yo... como esos peces (menos que esos panes) machucados, quizás descompuestos; pero en manos de Cristo mi acción puede tener alcance divino.
Recuerde a Ignacio, Agustín, Camilo Lellis, Talbot, ruines pecadores que fueron convertidos en alimento de millares que han comido, y seguirán alimentándose de ellos. Mi acción, y deseos pueden tener alcance divino y puedo cambiar la faz de la tierra. No lo sabré. Los peces tampoco. ¿Soy gota de agua? Piérdame en el cáliz. Si me doy, seré transubstanciado, de lo contrario, ¡al canal! Una gota entre 2.000.000.000 de hombres. Puedo mucho si estoy en Cristo, si coopero con Cristo...
(Tomado de "Un disparo a la eternidad, pp. 136-137)